Hoy el tiempo se subleva revoltoso y apasionado, como aquel día en el que tus labios no podían abandonar los míos. Miro al cielo y veo aquel relámpago que encendió la chispa entre nosotros. Cierro los ojos y se refleja en mis párpados tu mirada, dulce, enamorada. Mi cuerpo buscando el tuyo. Pasado imperfecto y grandioso, el que hoy recuerdo.
El viento levanta mi falda mientras ando por la calle y me susurra tu nombre devolviendote a mi presente. Dejo que me acaricie porque me ayuda a olvidar que estas lejos en este instante. Soy Marilyn en una calle vacía de gente y llena de ti. Sin darme cuenta siento tu pequeña y jugosa boca entreteniéndose en mi cuerpo. Ese cuerpo se rebela ante las vívidas sensaciones que el viento acerca hoy.
Antes, el clima irreverente conseguía extraer de mi, todos los sentimientos negativos y, hoy sólo puedo pensar en ti, en tu mano enlazada con la mía acariciándome. Tacto suave, cálido, firme, que define el amor. ¿No se suponía que yo era el aire que avivaba tu fuego? El pequeño ser travieso que formaba tormentas ante tus ojos. Empiezo a pensar que es al revés. Eres tú el que le da la vuelta mi mundo. Lo tergiversa y ordena, lo vuelve loco y cuerdo a la vez. No estás pero te percibo como si fuese ayer ese momento en el que reposabas junto a mi.
Viento. Resplandor.
Llega la lluvia, tras un relámpago que alumbra la noche. Desaparece el movimiento y queda la humedad que se derrite por mi cuerpo. Fría al tocarme casi parece que se evapora, pero permanece. Se adhiere a mi ropa, que se pega a mis curvas. Mi falda gotea. Vuelvo a ahora. Ya no me acaricias. Ya no estas aquí. Has vuelto al pasado. Yaces en aquel momento hermoso en el que dormíamos abrazados.
1 comentario:
¡Habría sido simplemente perfecto!
De verdad, es que tú y yo podemos enlazarnos con absolutamente todo... :)
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