viernes, diciembre 19, 2014

Mi boda

Yo creí que no iba a llorar
y me bastaron dos minutos
para necesitar la asistencia del pañuelo.
Los demás dijeron
que iba a estar demasiado nerviosa
y pocas veces he estado
tan tranquila y segura;
todos decían que no parecía una novia.
Tal vez fue
porque eras tu quien iba a estar a mi lado, 
seguro que fue por el amor que el mundo derrochó ese día,
o quizá porque conseguimos
algo íntimo que no dejaba hueco 
a la incertidumbre de que alguien no quisiese estar allí
y compartirnos.
Se suponía
que tu debías llegar primero,
que teníamos que volver a casas ajenas a pasar la noche
y que no podías verme antes de poner un pie en la iglesia
pero la felicidad, la espontaneidad, el compartir y la naturalidad, 
que siempre acompañan a la magia y a la vida,
hicieron que ninguna de esas cosas pasase.
Y compartimos cama y besos la noche anterior
y esa mañana al despertar, 
antes de que me dejases en casa de mi madre
y fueses a casa de tus padres.
Y llegué yo antes, simplemente porque ya estaba todo listo
y no quedaba nada más que hacer
en mi lado, 
aunque olvidé algo y no fueron las prisas
fueron las ganas de verte.
Y te dí un beso antes de entrar,
en la plaza que hay bajo la ermita y mira al mar;
y me hicieron fotos con todos los que se acercaron.
Aparecieron de la nada decenas de turistas
que querían inundar la ermita
y los demás, los que decidieron preocuparse
y nos quieren demasiado y deseaban regalarnos un día inolvidable,
se afanaron en echarlos
y permitirnos la privacidad que requiere un hecho tan importante.
Hubo anécdotas que todavía me hacen sonreír,
y me permitirán hacer de rabiar a muchos en el futuro.
Pero más que nada
hubo amor, el nuestro,
de ti hacia mi,
de nosotros hacia nuestra familia
y el de nuestros parientes y amigos
hacia nosotros.
Y nuestro universo brilló incandescente
durante un instante.
La boda fue… nuestra
y de nuestra pequeña familia.

viernes, diciembre 12, 2014

pensamientos perdidos

echo de menos
escribirte poemas de amor
en los cuadernos
que ahora
se pierden
debajo de las rutinas,
de esta necesidad de que el mundo entienda
que la excepción es la norma.
y esto sólo significa
que cumplimos sueños,
que crecemos y nos hacemos adultos,
manteniendo los valores nobles
que tuvimos de niños.
y aunque las responsabilidades 
no me son desconocidas
mi mundo se ha ido expandiendo
y ahora abarca más
y multiplica la felicidad y las cosas por hacer.
y es en este momento
cuando el tiempo,
esos segundos que se empeñan en correr,
parece menos.
y aquí estoy
sacando cinco minutos
para conectar
contigo,
con mis musas,
con los sentimientos
que impulsan
esta necesidad de actuar
mientras me olvidaba
de documentar por escrito
esos hermosos pensamientos
que me regala la vida
y que conforman mi universo.
se vuelven, una vez más,
pensamientos perdidos.
y la acción, 
ese impulso interior que alguno llamaría vocación, 
me obliga
a seguir hacia adelante
a superar mis miedos,
saca a mi monstruo,
que le gusta ser tortuga,
a pasear,
a sonreír,
a conocer gente
y a cambiar pequeños mundos, 
creando ecos para mi desconocidos.
y todo esto que pasa,
a veces me rompe el corazón,
a veces da sentido a la existencia
y a veces me conecta,
vive en mi.
y al final sólo queda lo que resuena,
lo que aprendo y lo que crezco.
así, durante el movimiento, 
cambio los marcos
que configuran 
los límites de mi visión.

para los que saben leer entre líneas
y ven que soy...