sábado, agosto 30, 2014

Tiempo

Y suena el reloj,
como si los sonidos
de las voces melódicas
de mis musas
se hubiesen apagado.
Y únicamente queda
el rítmico verso
de esa máquina diseñada
para consumir el tiempo,
segundo a segundo,
minuto a hora.
Y sé que es el miedo
y la calma que aparece
antes de la tormenta
y previa a los cambios
lo que enmudece 
el mundo que existe
en mi interior.
Y aprendí
que no debo dejarle ganar,
así que las llamo,
a mis musas,
y me siento a escribir,
aunque sólo sea para contar
que me aburro sin ellas
mientras la banda sonora
es el maldito sonido
de un infame reloj
que pretende precipitar
la ansiedad ante la hora que pasa
y nunca jamás volverá.