El mundo.
Ese real
y que queda fuera
de mi.
El mundo,
se despierta
radiante
y vivo.
Y yo.
Me escondo
en una biblioteca
entre libros,
bits, pdfs,
indicadores de desarrollo,
ebooks y artículos.
E intento
sacarle el sentido
a que nadie
recuerde
que la información,
la comunicación
y el conocimiento
tendrían que ser
universales.
Y me peleo
con los conceptos
que no reconocen
la pluralidad.
Consumidor medio.
Ajustes razonables.
Son dos
que todavía
no aprehendo.
Porque fuera,
en el mundo
real y radiante,
y vivo,
existen personas.
Y cada una de ellas
es un mundo,
con su marco.
Y su manera
de percibirlo.
Y allí.
Fuera de mi.
La excepción
es la norma.
En el mundo.
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