Echo de menos
a las musas
que están calladas.
Tal vez,
por falta de caso,
se hayan
ido
a buscar
a alguien
que tenga más tiempo
para ellas
y menos vida.
/* Más constancia
a la hora
de sentarse
a escribir. */
Y yo,
ahora,
las echo de menos.
Y ya
no salen
de mis dedos
versos hermosos
y me da la sensación
que a mis sentimientos
les falte azúcar
o ese condimento
que les hace brillar.
Y simplemente,
es que mis musas,
no sé dónde están.
3 comentarios:
bueno creo humildemente que las muzas siempre están ,te entiendo y me pasa que mi mente a veces tampoco las encuentra,o no logra escucharlas o verlas,pero cuando logro acallar mis pensamientos,aquietarlos ,puedo observar que mis muzas siempre están.y a veces no logro ordenar las palabras que solo quieren salir para describir lo que me inspira.
Tienes toda la razón, pero a veces es difícil conseguir hacer ese silencio en el interior de uno...
A veces, ellas simplemente gritan para que las escuchemos. Y a veces, las ignoramos.
Así que a veces, cuando no las oigo, las echo de menos. Y tal vez si soy honesta y se lo digo, vuelvan.
si es cierto ellas gritan y de tanto gritar también a veces enmudecen y se paralizan dentro nuestro casi hasta el punto agonizante de no poder dar señales de vida,yo creo que su existencia depende de nuestra propia capacidad de vivir.pero no de vivir solo como lo define el común denominador de las personas si no como una necesita vivir.
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