viernes, julio 26, 2013

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A menudo,
siento
que escribo
en este vacío
sonoro.
Y sólo yo,
escucho
los píxeles
que escapan
de mi mundo.
Y es entonces
cuando intento
recordarme
que escribo
para mi monstruo.
/* Ese ser hipertímido
y demasiado consciente
que vive
en la cómoda
y en verano
se traslada
a la nevera
y al que me cuesta
un mundo
sacar de paseo.*/

Y sin embargo,
a veces,
mis oídos
vislumbran
las voces ajenas
de exploradores
que se aventuran
en este mundo
que construyo.
Y entonces,
el corazón salta
por la compañía.
Y mi monstruo
mira
a través de mis piernas,
y yo sé que sonríe
porque le gusta descubrir
que el mundo,
el de fuera
de su zona cómoda,
nos entiende,
a veces,
y otras
simplemente
escucha.

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