Así, con la vida rota y un bebé entre los brazos salían Almudena y Alberto del hospital. El médico les había dicho que las complicaciones en el parto de su hija adolescente habían llevado a su muerte. Las tres personas que abandonaban la residencia eran diferentes a aquellas que habían entrado. Y las tristezas también.
No lloraron en el funeral y en casa estaban muy atareados con el pequeño y el día a día. Una mañana el niño, bastante callado hasta entonces, balbuceó una palabra.
Alberto encontró a Almudena llorando en el suelo de la cocina.
- ¿Qué ha pasado?
- Ha dicho, mamá.
3 comentarios:
Muy bueno. Novedoso. Genial, el título y el desarrollo de la historia.
Elena
Gracias. Soy consciente de que mis relatos cortos son mejores que mis poemas. Pero me gustan más mis poemas.
:)
mnznt, al final "todo lo que escribes" es una unidad. Eres tú, estás tú.
Felicidad.
Elena
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