que necesitas crear tu camino
lejos de mis palabras
// -carentes de sonido-
que no siempre te reconfortan
cuando ya te has rendido
tras la ardua batalla
// que te deja malherido.
Y yo, sonrío gentílmente,
porque entiendo que te vayas
aunque prefiera que te quedes...
A veces, vuelves
y, al verte de nuevo
me nace abrazarte
y recordarte
que todo va a salir bien.
Para alguien especial,
espero que sepa que siempre puede volver;
y si algún día no vuelve, que tenga por seguro que le recordaré con cariño.
y si algún día no vuelve, que tenga por seguro que le recordaré con cariño.
3 comentarios:
Andrés estaba enamorado de una compañera de clase, llamada Dulce.
Era muy tímido y muchas noches le escribía cartas de amor, – que nunca enviaba –, a las que adjuntaba hojas secas de sándalo, de rosas… o perfumaba el pliego lleno de palabras.
Un día pasaba delante de una cafetería... allí estaba ella, le sonreía, le hizo una seña y cuando se acercó, bajito le dijo:
– ¿No pensabas acercarte?... entonces… ¿Por qué me has escrito y me has citado?
El titubea, indeciso le contesta:
– Yo… yo… es que… no recuerdo…
– Anda, siéntate. Me ha encantado tu carta.
Pasó el tiempo, se casaron. Una noche, Dulce oyó unos pasos... se lo encontró… en la puerta de casa con una carta en la mano. Observó sus ojos pero éste no la veía. A la mañana siguiente, le susurra:
– Cariño… he recibido tu carta.
– ¿Mi... qué?
– Tu carta, tu segunda carta, me la has enviado sin flores, ¡mírala! Andas sin ver a las noches, eres… ¿no lo sabías?
–No, querida.
– Ahora entiendo…
– Y yo también. ¿Te arrepientes?...
– Nunca, cielo.
Elena
Precioso :P
Gracias. Este era otro preparado. Me he tenido que decidir. No me importa equivocarme. Solo quiero participar... porque he estado hace tiempo a punto de rajarme, pero he pensado ¿Por qué no intentarlo? ¡qué importa el resultado! ¡te estás atreviendo a escribir con tu nombre, lo estás haciendo!
Tú me has ayudado a soltarme... gracias, amiga. Sé feliz, muy feliz...
Elena
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