Es injusto.
Que el colchón memorice
tus formas,
mientras yo olvido
los recuerdos
que atesoro
en los que sonríes.
Atándome.
En ellos había
pequeñas arrugas
de felicidad enmarcando
tu mirada.
Hogareña
como las manzanas asadas
que devorábamos
tras salir del horno.
Dulce,
como el arroz con leche de coco
que preparábamos
en cualquier momento.
Es injusto.
Que algún día,
yo,
sujeto impaciente,
ya no recuerde
la felicidad,
los instantes que nos vieron crecer...
No quiero que falten las lágrimas
pero tampoco renunciaré
a un sólo beso.
Y sin embargo,
es injusto,
que te abrace una cama
capaz de recordar tus recovecos.
Mientras yo pierdo
el amor
al compás
de caída libre
del tiempo.
3 comentarios:
¡Qué interesante lo que dices!...
muy bonito, escrito de una forma tan bella.
Me ha hecho recordar a una persona que un día me comentaba, que habían pasado muchos años y de la vida vivida con sus hijos y con su mujer, solo le quedaban en el recuerdo breves momentos, días sueltos, algo más... por ahi.
¡La maldita y bendita memoria selectiva!.
Elena
Gracias :P Supongo que es una de mis obsesiones, pero me pareció curiosa la idea :P
La comunicación... hermosa palabra pero que díficil hacerla realidad en nuestras vidas... Yo creo que internet tiene éxito entre otras cosas porque aparentemente se rompen más fácil las posibles barreras que ponemos en nuestra vida real.
Elena
Publicar un comentario