Nunca supe hacer
aviones de papel
que sobrevolasen
nuestras cabezas
antes de caer
en picado.
Y eso que seguí
los pasos del libro
de papiroflexia
que no recuerdo
cómo cayó
en mis manos.
Pero mis aeronaves
poco aerodinámicas
nunca despegaron.
Tengo grullas
de cartulina multicolor
que alguien hizo para mi
en un país lejano.
Esas tampoco vuelan
aunque saben mover
las pequeñas alas
que les diseñaron.
Puede que nunca aprendiesen
o que nadie les haya enseñado,
las leyes de la aerodinámica
que les permiten
alzar el vuelo
abandonando la vida
aquí abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario