Una letra de color carmesí,
se desflora en el pecho,
de esta sociedad indigna;
que juzga sin saber
y culpa desde el frenesí,
perturbando la vida,
el genio y el júbilo.
Despojada como Eva,
con lujuria tatuada en los muslos
y los brazos vacíos de ternura;
el corazón se quiebra
al resbalar por su cuerpo,
cayendo entre los muros,
que dibujan estos pies en la arena.
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