Colgó el teléfono.
-Necesito un bolso- dijo en voz alta. Su mente no paraba de repetirlo. No valía un bolso cualquiera, tenía que seguir ciertos requisitos. No podía ser de plástico o de tela. Nunca había tenido un bolso que no fuese de esos materiales. No podía ser muy grande. Pero a ella no le gustaban los bolsos pequeños. Nunca le cabía la mitad de lo que necesitaba. Y no podía ser muy caro, ya se había gastado el dinero que en otro momento le tintineaba en el bolsillo. Y tenía que parecer de persona mayor y responsable. Ella era responsable pero no lograba sentirse mayor.
-Necesito un bolso- repitió sin llegar a oirse. -¿Tengo un traje? Sí, tengo un traje. Necesito un bolso.- Pensaba en voz alta. Los zapatos no serían un problema. Cuando cumplió 22 años empezó a acumular zapatos como hace cualquier mujer. Pero nunca había necesitado un bolso. Nunca le había preocupado el bolso que tenía que llevar. Exceptuando para las bodas y siempre había conseguido uno prestado. Cogió el dinero. Se enfundó en unos vaqueros. La primera camiseta. Y desapareció en busca de un bolso.
"Necesito un bolso." Repetía en pensamientos de camino a cada tienda. Y en cada tienda se repetía lo mismo. "Este no me gusta." "Demasiado grande." "Demasiado pequeño." -¿No tienen uno más sencillo?- "¿Por qué los más sencillos son más caros?" "Por favor, uno sin tachuelas." No encontró ningún bolso. No se decidía. Quizás no estaba preparada para crecer. Tenía una entrevista mañana y no conseguía ningún bolso. O al menos ninguno que diese la impresión que ella buscaba. -Tan sólo es un bolso- Se decía para animarse. Decidió conformarse con uno que si bien no le gustaba del todo, podría dar el pego en caso de necesidad, y además era barato. El bolso en cuestión no la obligaba a deshacerse de su infancia de una manera tan rápida. Exhausta llegó a casa y se tumbó en la cama. Su mente repetía "Necesito un bolso."
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