no hay cristales que recoger.
Sólo sentimientos que oprimen las entrañas.
Cuando se rompe el alma
no retumba el golpe seco que la sesgó.
Sólo las lágrimas que flotan por las mejillas.
Cuando se rompe la vida
no hay pegamento que lo arregle instantaneamente.
Sólo el tiempo para aprender a vivir con la herida.
Y con suerte, un día, lejano, o no,
lo recuerdes con nostalgia y amor,
porque la cicatríz es hermosa,
(aunque, a veces, triste y dolorosa)
te ayudó a crecer y ser mejor
acercándote a ese lugar donde eres feliz.
Gracias por haberme roto el corazón,
me ha hecho más fuerte;
gracias a ello sé que soy valiente;
gracias a ello he aprendido tanto...
Lo siento, si te lo rompí yo.
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