miércoles, noviembre 02, 2011

11

Desaparece octubre
y queda noviembre muerto,
desolado y abandonado
entre los versos que no escribo
y las horas que se fueron.
Se desvanecen los momentos
que no compartimos
escurriéndose en el tiempo,
deslizándose la arena
sobre el cristal ahumado
que eligió el relojero.
Deja de existir el nosotros
para abrirles paso a ellos,
desamparando noviembre,
putrefacto y somnoliento,
intentando olvidar
aquello que intento convencerte
de que no quiero,
antes de que nos atropelle
ocioso, el adviento.

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