viernes, noviembre 11, 2011
Y ¿por qué?
Extraviaba los pañuelos
y olvidaba las palabras.
[En los cajones de la casa.]
Tenía las pupilas
del mismo color que su alma.
Lloraba en los tejados
penas ajenas que le acechaban.
Eran estos detalles absurdos,
los que me cautivaban.
1 comentario:
Anónimo dijo...
Escribir para vivir
vivir para escribir.
Elena
8:55 p. m.
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vivir para escribir.
Elena
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