Llego a casa.
Enciendo la tele.
Para que el silencio
no me recuerde
que no estás.
No volveré a oír
tu risa
en la otra habitación,
mientras lees
alguna escena
graciosa de esas
novelas rosa
que te gustaba
dejar tiradas
por el salón.
Y me pongo
ruido de fondo.
Para no sentir
la ausencia
de ti.
Mientras en la televisión
los unos que chillan,
las noticias que lloran,
las tardes de concursos...
los domingos por la mañana
no faltan los dibujos.
Y así con sonidos de fondo
se genera
la banda sonora
de mi soledad.
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