Aprendí a vivir
sin que me quisieras.
A pesar de no ser uno
de los futuribles
que planteamos
al principio.
Puede que tampoco
lo asumiésemos
durante el final.
Fue difícil
aceptar nuestra inexistencia.
Esta ausencia
de nosotros
que construimos
el universo.
Ese conjunto
de mundos que tardamos
años en crear.
Y, sin embargo,
hace tiempo
me di cuenta
de que hicimos las paces
con el pasado que nos arrebató
ese amasijo de planetas
que nos daban
consistencia.
/* Quizá porque en realidad
eran una ilusión
que intentábamos,
desesperados,
alimentar. */
Un día tonto,
de vez en cuando,
todavía recuerdo
el espejismo.
Se dibuja entre mis miradas
esa sonrisa melancólica
sosegada, que entiende
los porqués de las cosas,
despertando
lo que quisimos ser
y nunca tendremos la oportunidad.
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