martes, septiembre 04, 2012

Lo que la vida me enseña

Se me podría etiquetar de blog de autoayuda. Y puede que lo parezca. Nada más lejos de mi intención. Yo sólo comparto mi camino y mis reflexiones de personita tarada. Según mi experiencia incluso leyendo lo que yo escribo cada uno interpreta según su mundo, y a veces ponen en mi boca o en mis poemas cosas que yo no digo. (Que conste que no me molesta, sólo que no creo en la autoayuda, creo en intentar hacer un mundo mejor evaluando el que existe; cada uno el nuestro.)
autoayuda.
1. f. Método o sistema de ayuda que uno puede prestarse a sí mismo para mejorar algún aspecto de su conducta o de su personalidad.
Primero no tengo un método, ni un sistema. Es decir, no creo en las recetas.

El único método que existe es vivir y utilizar el cerebro (que no tenerlo). Es decir, no ser un inconsciente que no se fija en lo que vive o en lo que hace, ni en a quién se lo hace. Hay que ser un poco crítico con la vida. Pero cada uno con la suya. No hay una fórmula mágica o normalizada: haz esto y serás feliz/rico/poderoso/amado/más listo/más guapo. Dada la cantidad ingente de factores externos, la solución que a mi me sirve no le sirve a nadie más. No por ser críticos no debemos valorar las cosas buenas que tenemos aquí y ahora. Tal vez eso es parte de una mala concepción del concepto crítica, como el concepto de discusión. Los juicios no tienen por qué ser exclusivamente hacia lo negativo. No deberíamos de centrarnos en cambiar lo malo, sino en reconocer y potenciar lo bueno.

Deberían de enseñarnos a lidiar con nuestros sentimientos y a aceptarlos. Socialmente y no a través de libros. Pero no es tan sencillo. Y ya ni digamos tener en cuenta que existen más personas en el mundo y no sólo yo. A pesar de la madre fantástica que he tenido que me dió herramientas y lecciones valiosísimas, todavía estoy aprendiendo y la vida está enseñándome.

Yo, cuando no sé como lidiar con algo o encuentro una respuesta a una duda o algo se sale de mis esquemas mentales o cuando veo algo que me indigna, vengo y lo cuento en forma de poema o lo escondo en un cuento. Me comparto (entre líneas). A menudo me dicen que hago pensar, es uno de los piropos más bonitos. No es mi intención. Lo que hay detrás es que pienso demasiado, me indigno demasiado, me deprimo demasiado, me alegro demasiado, quiero demasiado, lloro demasiado y a menudo entiendo muy poco al mundo de fuera. Y para aceptarlo necesito que me lo expliquen o explicar por qué yo no lo entiendo.

Al final parece que me salió un post de autoayuda. Parece que os dejo una incoherencia como siempre algo tarada.

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