Por fin sale el sol.
La luz, tímida,
entra por la ventana
de la habitación.
Y como siempre
amaneces a mi lado.
Suena el despertador.
Obligándonos a abandonar
nuestros sueños
en este colchón.
Menos mal que siempre
aparece tu sonrisa
para darme valor
para afrontar un nuevo día.
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