Anoche era verde
y pasional
como el mediterráneo
en el que me crié.
De ese color
del que se tintan
mis pupilas
cuando sólo existe
dentro de mi
el ente que vive
en algún rincón
de la nevera.
Ayer era de ese tono
aceite de oliva
que me provoca
deslizarme sobre tu piel.
Sin embargo
hoy soy azul,
ese color que surge
de una reacción química
con el cobalto
(0, 71, 171).
Fría y profunda
como el atlántico
que vió nacer
a mis antepasados.
Y me siento extraña
porque no suelo ser azul.
¿Será que he entrado en proceso
de descomposición?
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