Me gustan las historias
en las que el tiempo
se detiene
en algún lugar
digno de ser recordado
con cariño.
En ese instante
que sin saber cómo
se convierte en definición
de felicidad.
Ese segundo
que no pasa desapercibido
y que a pesar
de no ser significativo
es importante.
Punto de tu memoria
al que regresas
tras las tormentas
en las que los relámpagos
te asustan.
Me gustan las historias
en las que las nubes
dejan caer la lluvia
sobre nuestros besos,
entre nuestras sonrisas.
Y el sol se transforma
en una excusa
para despertar
a tu lado
otro día más.
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