Me queda la sensación
cálida, que mi piel recuerda,
de algún abrazo
que se escurrió
dejando tu ausencia.
Y cierro los ojos
para que mis neuronas
le supliquen a mi cuerpo,
que tiene grabadas
tus formas,
que te rememore
cinco minutos antes
de dormirme.
Rebobinando
hasta el instante
en el que me enredo
entre las sábanas
que cobijan
tu esqueleto.
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