La sangre, esparcida por la pared no era una buena señal. Alguno de los presentes salió corriendo al baño, pero no llegó.
- ¿No habías dicho que estaba descargada?
- Yo no he dicho nada... Se supone que de eso te encargabas tú.
- ¿Cómo me voy a encargar si la última vez la pistola se quedó en tu casa?
- Bueno, seamos pragmáticos, ¿qué vamos a hacer?
- ¿Vamos? Es tú casa y es tú pistola.
- Bueno, yo llamo a la policía; tú ve a cambiarte de ropa y llévate al cagón contigo. Si no os importa llamad a su madre para que venga.
2 comentarios:
Es un historia supuestamente triste pero el dialogo desprende cierta ineptitud de los protagonistas que desgaja una sonrisa. Relato muy completo en muy pocas palabras.
Gracias, *¨*. Pero el título se lo debo a un concurso :P Es una gran frase.
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