martes, febrero 03, 2009

Años

Te miro. Sé que hablas, pero ya no te escucho. Estoy perdido en la profundidad de tu mirada. Mi pensamiento ha naufragado en la claridad transparente de tus ojos. Sonríes y siento que una mueca de felicidad se dibuja en mi ajado rostro.

Mi mano, distraída, roza la tuya y retorno. Despierto de aquel paraíso al que me habían trasladado los secretos profundos de tu silencio. Y pareces frágil. No cometeré el error de pensar que lo eres. Diría que las amapolas de tus mejillas florecen a diario. Tu tez, clara, de Blancanieves sin manzana se alza estoica; sin pecado. Tu pelo incandescente por el sol artificial que lo ha iluminado.

Me embrujas en tus palabras. Deslizan por tus labios que se encienden ante la vehemencia de tu cabello. Me acerco, tu no te alejas. No te mueves mientras tu corazón se acelera.
Sin poder evitarlo te has mordido el labio. Reconoces así que tu también has caído en mis redes. Quién diría que a mi edad puedo causar esas sensaciones en ti. Reacciones químicas consiguen que tu mente pierda el control.

Te hundes en los mares revueltos de mi vida. Tus piernas planean su estrategia en este juego que he jugado tantas veces. Y nunca contigo. Tiemblo, pero intento que no se note. Tu hermosura me turba, me incendia. Una alfombra de caricias se dibuja en tu cuello. No sabía que podía escribir en ti. Tal vez seas mi última obra.

1 comentario:

Vahinilla dijo...

las escenas románticas te salen de lujo