sábado, octubre 27, 2007

Placer.

Hoy haciendo una tarta ha venido a mi mente otro de mis pensamientos perdidos... Y es que resulta que los sentidos que consideramos menos importantes son aquellos que nos proporcionan gran placer. No es realmente que sean menos importantes sino que los relegamos a tareas en las que no les prestamos atención. La cocina explora y explota estos sentidos. Mientras realizas la tarta todo es cuestión de tacto. La vista ayuda pero no juega un papel importante. Después los olores inundan tu pituitaria. Hacen que diferencies el estado de las cosas y sirve principalmente para avisarte de en que punto de cocción se encuentra el platillo que te hallas realizando. Por último, lo que hace el gordito del cuento, toca comérselo y en ese momento se funden texturas, olores y gusto en tu boca. La boca es un lugar de placer irreemplazable. La gula y la lujuria tienen su pequeño nido en este centro de placer corporal.
Así que la próxima vez que os encontréis en un momento placentero podéis pensar cual es el sentido implicado. Os aseguro que el tacto, el olfato y puede ser que el gusto estén implicados.

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