Guardaba en un cajón sueños rotos. Rara vez abría ese cajón. Pero esos sueños, ya hechos trizas, permanecían. No era consciente pero llevaba esa carga. Ese equipaje de vidas no conseguidas de objetivos no finalizados. Cuando se despertaba la sonrisa no lucía en su rostro. Sólo arrugas y obligaciones se reflejaban en él. Era triste ver como se consumía. Nadie conocía aquel cajón. Sólo veían como aquella pequeña criatura otrora feliz y radiante, se volvía oscura y retraída ante sus ojos.
¡Qué malo es tener sueño! ¡Qué malo es soñar con una vida mejor! Cuando no eres capaz de levantarte de la cama todos los días. Te autoinculpas, autodestruyéndote por dentro. Esa bestia inmunda se come todas tus esperanzas. Y tu sueños siguen guardados en un pqueño cajón que sólo tu sabes que existe.
Ya no es divertido bailar. Ni siquiera te entretienes cuando sonríes ante el mundo con una sonrisa falsa, tratando de hacerlos sentir mejor. Pero tú no te sientes mejor. Y te vas haciendo pequeño y triste y sigues recordando esos sueños guardados en un cajón. Aquellas vidas que ya no conseguirás, aquellas risas que no compartirás.
1 comentario:
Atrévete a sacar tus sueños. Se valiente. Conviértelos en realidad. Así no serás una cagada toda tu vida.
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