jueves, octubre 25, 2007

Aprender.

- Las musas me han abandonado- dijo y no miró atrás. Tras tanto éxito ya no podía escribir. Ya no quería escribir. Ya no salían hermosas palabras de su pluma. Hacía ya tiempo que no era una pluma. - Las musas me han abandonado.- Sentenció. Y una sonrisa pícara asomó en sus labios.
Lucía que lo miraba atónita creyó intuir que él lo había deseado. Lucía tenía a Anna en su regazo. Anna no entendía muy bien la situación pero respondió con una carcajada. A los 13 meses no hay muchas maneras más de expresarte.
- Pero papá... - Respondió Lucía que no terminaba de entender a santo de que venía aquello.
- Que bonita que eres Anna, tú si que me entiendes- Dijo él. Parecía inmune a las quejas de Lucía.
Lucía no podía imaginárselo sin escribir. No podía imaginar que Sebastián no siguiese su ritual matutino. Hacía el café y proseguía su camino hacia aquel rincón en el que había pasado más de la mitad de su vida.
- ¡¡Papá!! Vuelve a la realidad. Tú eres incapaz de estar sin escribir más de 10 minutos. Es como el aire que respiras o las tartas para un niño.
- Pero que quieres que haga hija... las musas me han abandonado. Se han ido a conquistar cabezas más jóvenes con nuevos sueños.
- Pero y ¿qué pasa con tus sueños?- Respondió Lucía que no sabía que decir.
- Lo único que quiero hacer en este instante son llevarme a Anna al parque y disfrutar mientras crece.
- Muy bonito papá... pero tú vida es escribir...- Dijo Lucía con un poco de envidia por todo el tiempo en el que no la había visto crecer. A pesar de ello sonrió. Y era una sonrisa sincera y cariñosa, como la madre que entiende que su hijo servirá para complacer las frustraciones de alguien que se ha dado cuenta lo que ha perdido.
- Ahora mi vida es la pequeña marmotita que juguetea sobre tu regazo. ¿Verdad que sí? - Dijo mientras levantaba a Anna. Anna se rió. Lucía ya no pudo apartar su mirada de la extraña pareja. Ya no pudo replicar. Sabía que las musas volverían pero quizás su padre ya no las escuchase como hasta ahora. Ya no absorberían su mente.

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