Sé que necesito escribir. Como el que necesita correr calza sus zapatillas cada mañana. Debería de dejarlas fluir a través de las teclas de este ordenador. Son mi cerebro de reptil, el que toma las decisiones y aconseja el camino que mis palabras deben seguir.
Me pregunto, esta mañana, dónde habrán ido. A qué país de las maravillas han decidido retirarse, para vagabundear entre sesiones de masajes y citas para el té.
¿Qué haré cuando vuelvan mis obsesiones? Ahora que estáis lejos de aquí.
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