lunes, mayo 19, 2008

Erré el cuento.

Lo primero en lo que me fijé fueron sus zapatillas. Parecía que las hubiese sacado de algún cuento. Ahora que lo pienso toda ella parecía haber salido de una versión alternativa de El mago de Oz. Sus zapatillas brillantes y esa inocencia que desprendía. Todavía no sé que me hizo reparar en ella al principio. Realmente lo único que llamaba la atención era su calzado, brillante, como esperando a chocarse entre ellas y que sonase en el viento: - En ningún lugar como en casa.- No eran rojas, más bien de un verde esmeralda. Pero la inocencia que la acompañaba hacía pensar en Dorothy. Desde ese momento para mi fue ese su nombre.
Unos minutos después subía al escenario. Se plantaba delante de todo aquel público sediento de entretenimiento. De repente una voz casi infantil, tímida, probó el micrófono. Diez segundos después el aire se llenaba de un sonido fuerte y toda ella había cambiado. Ya no era la joven que pocos minutos antes chocaba sus zapatillas para volver al hogar. La inocencia y el miedo habían desaparecido. Ahora era una mujer que embelesaba llenando el ambiente con la armonía de aquella voz blanca, casi pueril. Era como si Audrey se hubiese transformado en Katherine pero manteniendo la elegancia Hepburn. Era Ava en color. Mi Dorothy.
No podía apartar mis ojos de ella. Incluso entre la multitud, después del concierto, tras los aplausos, al pasar de los fans. Ella se dio cuenta y de vez en cuando su mirada se chocaba con la mía. Ni siquiera en esos momentos, yo que soy tan tímido conseguí desviar la mirada. Era como un imán para mi. Al final, cuando ya el bar se quedaba vacío y mi copa era más agua que gintónic, se acercó a mi.
- Hola, soy…
- No lo digas, eres Dorothy.- Corté yo antes de que me hiciese despertar de mi sueño.
- ¿Perdón?- Pasaron unos segundos de incredulidad.- Creo que me has confundido con alguien. ¿Por eso llevas toda la noche mirándome? - Dijo ella con un ligero toque de ironía en su voz angelical.
- No, eres tú. Sé que no te conocía. Pero eres Dorothy, si quieres te acompaño a tu casa. – Sonrió entre el miedo y la incredulidad.
- Creo que has bebido demasiado. ¿Y si mis amigos y yo te acompañamos a casa?
- Probablemente este ebrio. Pero es culpa tuya, te has alzado entre la multitud como una visión. No te conozco pero sé que no puedo apartarme de ti. Iría donde me dijeses esta noche. Iría a Oz contigo Dorothy.
- Que no me llamo Dorothy.
- No lo digas. Romperás el hechizo, el momento desaparecerá y volveremos a ser dos desconocidos en un bar.
- Entonces si yo soy Dorothy… ya sé tu eres… el Espantapájaros…
- Nunca lo pensé. Tal vez sea el hombre de hojalata que no tiene corazón, pues al encontrarte ha dado un vuelco y salió corriendo de mi pecho.
- Que bonito, a que lo adivino, eres escritor y estás intentando quedarte conmigo.
En este momento apareció uno de mis amigos al rescate. Intentando que disculparse por algo que no estaba mal.
- Ni siquiera la he tocado. Es Dorothy y hoy se irá a la cama pensando en mi.
- Lo siento es la primera vez que lo veo así. – Dijo Fernando, mi amigo, el caballero de brillante armadura.
- Te presento a Fernando, un príncipe azul que viene a salvar a la princesa. Pero, Fernando, te has equivocado de cuento, no has visto las zapatillas.
- Así que a eso viene todo. – Dijo ella empezando a reírse a carcajadas. - ¿Te gustan mis zapatillas?
- Tranquila que me lo llevo a casa. Por cierto muy chulo el concierto. Viéndote ahora así de chiquitita nunca hubiese imaginado que cantases así.
- ¿Os ha gustado? – tanto Fernando como yo, asentimos con la cabeza. – Tocamos el viernes que viene en El Barril, si quereis pasaros.
- Iré si me prometes llevar esas zapatillas Dorothy.
- Por supuesto.
Así es como nos convertimos en sus grupis. Íbamos a todos los conciertos. Procuré no beber tanto la siguiente vez, para poder mantener una conversación con ella. Pero nunca dejé de llamarla Dorothy. Aunque no se enamoró de mi. Acabó casándose con Fernando. A veces, sus hijos me preguntan por qué la llamo Dorothy y yo, se lo cuento. Aunque supongo que erré el cuento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha gustado mucho esta narración podría formar parte de algo mas extenso, podrías trabajarlo, como alguien con varias situaciones en las que va describiendo a quien conoce o a su pandilla, y narra un año de su vida.Este que has escrito seria un capitulo y a cada capitulo un nombre. Piensalo