A veces uno se muere por dentro.
Las lágrimas inundan su pecho.
La tristeza se desliza por sus ojos.
En ocasiones el amor duele
tanto
que se convierte en odio, en rabia, en miedo.
En la vida, hay cosas que vives dos veces,
y duelen igual o más cuándo se repiten.
No importa el ángulo desde el que se mire.
Hiere.
Ahora siento esa opresión, ese mar salado que no se detiene.
En este instante es la tormenta a la que sucederá la calma.
Mis dientes rechinan, me siento impotente,
vacía y llena al mismo tiempo,
sola estoy mientras se marchita lo nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario