Y hoy no sé
por qué las nubes
se derriten
sobre la tierra
en forma de llanto
inconsolable.
Y menos lo comprendo
al recordar que ayer
paseábamos
hablando de rutinas
por la playa
ante un mar
turquesa
y un cielo azul
brillante.
Pero hoy
se ha levantado
el día gris
y yo que todavía
no me he acostado
no termino de entender
este cambio de humor.
Y es difícil intentar
sobrellevar esta aflicción
del medio ambiente,
porque como dice el refrán
aquí cuando llueve,
diluvia.
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