Podríamos haber exprimido
cada pequeño rincón
del alma ajena.
Habríamos sido
de algodón de azúcar
y coma diabético.
Y sin embargo,
fuimos tan niños,
tan inseguros,
tan egoístas,
tan torpes,
tan ingenuos...
Y hoy,
si hubiese sido,
tras el velo de los años
recordaríamos un amor
rosa chicle
con banda sonora
de película adolescente.
/* No aquella amalgama
de sentimientos confusos
que se ambientan
en mi corazón
con la fotografía oscura
de Ridley
cuando te recuerda. */
Pero quizá,
sólo tal vez,
no hubiésemos crecido
sin las heridas,
sin las cicatrices
que permiten
a las semillas buenas
crecer en tierras
más fértiles
como estas
que ofrecemos.
Y las sonrisas
no sabrían
a caviar y jamón
bajo las estrellas
en un día apacible
de primavera.
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