Se me cierran los ojos
y las lágrimas
que los abandonan
recorren mis mejillas.
Sólo son diez
minutos antes
de tener que irme.
A dormir
entre los brazos
que nunca rodean
mis sueños,
entre los sueños
de aquel que nunca
me quiso lo suficiente.
Y tú.
Que me quieres demasiado
para preguntar
por qué no me quedo,
te haces el dormido.
Mientras
me permites escabullirme
de tu cama
intentando, sin éxito,
no hacer ruido.
No abres los ojos
hasta que cierro la puerta
y ya estás seguro
de que he huido
con lágrimas en las mejillas.
Y el corazón
se queda
vacío.
2 comentarios:
De repente te has puesto muy melancólica. Me gustaban más los poemas más alegres. Ánimo :)
Gracias por quererme bien :D
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