Escribo desde el niño.
Ese que no se para a pensar
si lo que siente es cruel,
o bueno, o verde.
Y lo acepta como parte
hermosa de si mismo.
Como la realidad
de ferias y personajes fantásticos
que existen dentro de la nevera.
Y entonces amanece
un poema pequeñito
que es cruel y hermoso
porque nos despierta por la noche
para hacernos sentir
que estamos vivos.
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