Tú,
que escribes de noche
como las luciérnagas
que se iluminan
cuando oscurece.
Tú,
me dedicas una canción
silenciosa
para no despertar
a los vecinos
que ya duermen.
Tú,
que bebes vino blanco
en lugar de cerveza
y sonríes
cuando nadie observa.
Tú,
que sólo vuelves
la cabeza
para mirarme
mientras nadie más
se entera
de que existo
más allá de la frontera.
Tú,
que desaparecerás
cómo las flores
de la pasada primavera
silencioso
mientras los vecinos
olvidan las noches en vela
y las carcajadas
de la nevera.
Tú,
que dejarás en mi el vacío
del humo del tabaco
en la escalera.
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