Y me muerdo los labios
cuando al despertar
en tu lado de la cama
sólo queda un hueco vacío.
Me desgarro la piel
sin querer,
sin darme cuenta,
esperando a que vuelvas.
Y cuando a la hora de comer
vuelves y me encuentras
hecha astillas,
tú, sujeto paciente,
// especialista en puzles
reconstruyes cada parte
según un libro de instrucciones
que nunca existió
pero del que misteriosamente
te has hecho
con todos los volúmenes.
Así te entretienes
toda la tarde.
Besos dulces,
besos salvajes,
para los labios.
Masajes de menta
para mis piernas.
Caricias doradas
por mis caderas.
Y miradas colmadas
de eso que al mirarme
sólo tus miradas se llenan...
para mi corazón
que siempre espera.
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