Te has indignado,
he dicho, sin querer,
que no recordaba
el primer beso.
Sin reflexionar,
mi garganta ha articulado,
los sonidos que te han enojado.
¿Cómo he podido olvidar
la primera vez
que mis labios se posaron
sobre otros labios,
sobre tus labios?
No fue como el de Amado,
fue por venganza.
Pensé: quieres pan,
toma dos tazas.
Besabas mi hombro
y acariciabas mi espalda.
Como castigo por distraerme,
te besé.
¿Sabes que me riñeron,
por ese beso?
Por falta de decoro
y educación,
en una niña bien.
Molesto,
con los brazos en cruz,
ya no me hablas.
¿Quieres recordarmelo?
Te dejo que me beses.
Tal vez, prefieres
que vuelva a atacarte
yo esta vez.
No será como el primero,
te aseguro que este lo olvidaré,
espero que no te importe
seguir recordándomelo
toda la vida.
Quizá esta noche
no me refresque la memoria;
pero prometo,
que disfrutaré.
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