Extrañamente;
me encanta perderme
entre la piel de tus arrugas.
Soñar con los surcos
que las sonrisas dibujan en tu mirada.
Cerrar los ojos y seguir mirando,
esas grandiosas estrías
que la juventud,
las penas y las alegrías,
han gravado en tu rostro,
almacenando la vida que hemos compartido.
No borraría un segundo
ni eliminaría un camino,
porque constatan,
más allá de toda duda,
la felicidad que alimento
y la aflicción que mitigo.
Y esas hendiduras
que tu alma
ha querido escribirte en la piel,
te hacen sobresaliente,
en la tarea de ser vivido.
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