viernes, diciembre 17, 2010

BF

Hoy, quería
escribirte
palabras de esas que derriten
icebergs de excusas;
deshacerte
a base de besos
que no se pierden en la rutina.
En cambio,
sólo sale este corazón
meláncolico
implantado en mi pecho.
Que rememora
los surcos de tu mirada,
repitiendo la película
eternamente en mi pupila,
que no es azul,
ni verde, ni de un color hermoso
que quepa en un poema,
o que exprese los suspiros
que mi boca calla.
Quién recuerda ya el roce
de tus manos de nieve
en la suave piel de mis hombros;
sólo mis neuronas,
incapaces de reproducirte
una y otra vez,
haciendo que mi piel
quede sedienta
de las notas del alma.

No hay comentarios: