ponemos
nuestras esperanzas
nuestros miedos
sobre otras personas.
Sin darnos cuenta,
coaccionamos
nuestro yo no consciente
contra los demás.
En lugar de darles fuerza.
Y no es justo.
Deberíamos infundir valor
en esos corazoncitos
que como nosotros
se llenan
de esperanzas
o de miedos.
A veces,
la presión
es tanta
que se rompen.
Porque gracias a mi buena estrella,
tengo un gran servicio técnico lleno de artesanos expertos.
(A veces, hasta yo tengo que hacer de servicio técnico).
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