miércoles, febrero 22, 2012

Devoción

Las madres son nobles
hasta en sus lágrimas,
que normalmente,
abandonan su mirada
bien, por sus hijos
bien, por los seres,
no siempre merecedores,
a los que aman.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con la arena hicimos un castillo
fue laboriosa la tarea
Orgullosos desde arriba
antes de irnos a casa
soliamos mirarlo.
A veces venían las olas
y nos lo derrumbaban poco a poco.
Una vez, inesperadamente,
apareció alguien de repente
Y nos lo destruyó con sus pies
en un instante.
Hoy no sé por qué
al recordarlo...
mis ojos llenos de lagrimas
destruyeron una almena.

Elena