He vuelto de Madrid. No sé por qué en Junio Madrid deja de ser refugio y oasis de tranquilidad. Tal vez es que me he acostumbrado al ritmo pausado de Alicante. A sus dorados y sus azules que no dejan lugar al gris que impera en el verano de Madrid.
Estuve, tres segundos en ese remanso de paz que es el Complejo Recreativo y Cultural de la ONCE. Paseé por las salas modernizadas del palacete. Llevando en mis zapatos aún arena de las playas de Alicante. Disfruté de las sombras de los árboles en un Madrid abrasador.
Compartí los cafés más apetecibles, esos, a los cuales la compañía les alegra el sabor. Entre cócteles y conferencias para todos y para tí, conocí personas sabias, con visiones ideales del mundo.
Quizá, al final, disfruté Madrid.
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