martes, mayo 31, 2011

Marea

Algo tierno e indescriptiblemente cálido le acababa de rozar el corazón. ¿Qué había sido? Lo había sentido en diferido; segundos después de que hubiese pasado notó su importancia. Tal vez la mano que acababa de aferrar la suya mientras lloraba. Quizá, ese abrazo que no llegas a sentir pero en el que te hundes cuando el dolor ha cortocircuitado los nervios de la piel.

Todo eso importaba, pero había algo más. Aquella mirada que llegando al fondo de su ser, donde se había guarecido desde la noche anterior, le había arrastrado fuera. Las lágrimas ahora recorrían sus mejillas liberando el duelo por aquella muerte injusta.

¿Qué podía ser aquel sentimiento? Pensó mientras miraba el mar, intentando no percibir nada más que su interior. Y sintió escozor sobre las heridas. El aire no llegaba a los pulmones, y mucho menos a su cerebro.

Necesitaba hallarse.

Y se quedó allí. Quieta. Observando como el viento se colaba por las rendijas de su falda. Como el aire levantaba aquellos trocitos de tela que a ella se le resistían. Se había perdido en el horizonte. Al final del mar. Más allá de la playa en la que el viento jugaba con su falda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nuestra vida ¿qué es?
¿un camino donde tenemos que aprender a hallarnos?
¿un trozo de arcilla que debemos aprender a modelar?
¿es un mar con sus embates, con su violencia, con su calma?
¿es un amanecer y un atardecer acompañado de una noche oscura o de una noche clara, con luna y estrellas?
¿es romperse las manos trabajando, curtir el alma, coser el corazón?
¿es aprender a cantar para templar el alma?
se oye...¿qué es?