La luz que penetraba en su mirada hizo que cerrase los párpados a la vida. Deslumbró sueños que no habían sido concebidos. Una lágrima se desprendió ante aquel ataque de la naturaleza. Seguramente la última, puedo atestiguar que la primera. Nunca vio los colores que pueblan el mundo. Sin embargo, sintió el universo del tacto.
Aprendió a leer con puntos, puntadas de apertura a sueños ajenos, a mundos perdidos que nadie más vislumbraría. Empezó a definir sentimientos con olores y caricias, con palabras hermosas de esas que erizan la piel. Renunció a que cupido la encontrase escondida en su pequeño jardín.
Pero el amor no conoce el hastío, ni la derrota, ni la incredulidad. Le zarandeó el corazón una mañana de primavera.
Nunca se hubiese imaginado que el amor olía a naranja, a canela, a sudor y a tierra. Ni se había fijado que Cupido la miraba todos los días desde la esquina de aquel perdido jardín. No habría esperado una voz ruda y sincera que se interesase por los mundos que su intimidad escondía.
Durante meses el amor fueron olores y sonidos. Y un día se torno en una caricia y conversaciones en las que los corazones se tocan y los besos quedan suspendidos en la eternidad de la inexistencia. Momentos que sublevan la piel del alma.
Su boca entreabierta conoció el primer beso. Inesperado, rápido e inseguro. Sus manos buscaron el rostro ardiente y sus labios decididos sellaron el acuerdo. Dos mundos fundiéndose en la explosión del universo.
Ahora el amor es tacto y gusto, olores y sonrisas. Ella, no puede observar la felicidad en su rostro, pero yo, la veo.
viernes, octubre 15, 2010
miércoles, octubre 13, 2010
Tu y Madrid
He roto esa hucha con forma de corazón en la que guardo los gestos, las palabras, las miradas y el amor. He decidido invertir todos mis ahorros en ti. Y tu sonríes desde el otro lado de algún teléfono móvil y me dices que ya quedan unos segundos menos para derretir con un beso este soleado Madrid.
He construido sueños amarrados a tus pasos decididos. Puede que algún día se hagan realidad, pero por ahora permanecen en esa capa que cubre la ciudad de los deseos. Y hoy, que no estas conmigo en este anhelante Madrid, te siento dentro animándome a cada paso del camino.
He apostado todas mis ganancias para salvar lo que nos queda de vida y me he perdido en cómo me miras. Me he recostado en tu hombro, en un lugar que hemos compartido, para descansar de este odioso Madrid que me reclama y me aleja de ti. Y he encontrado reposo en tu mirada.
He rentabilizado mi inversión en caricias, risas de madrugada y mañanas compartidas. Hay una casa en el fin del mundo a la que volver para ser feliz. Un hogar en el que relajarse y olvidarse de este caótico Madrid.
He construido sueños amarrados a tus pasos decididos. Puede que algún día se hagan realidad, pero por ahora permanecen en esa capa que cubre la ciudad de los deseos. Y hoy, que no estas conmigo en este anhelante Madrid, te siento dentro animándome a cada paso del camino.
He apostado todas mis ganancias para salvar lo que nos queda de vida y me he perdido en cómo me miras. Me he recostado en tu hombro, en un lugar que hemos compartido, para descansar de este odioso Madrid que me reclama y me aleja de ti. Y he encontrado reposo en tu mirada.
He rentabilizado mi inversión en caricias, risas de madrugada y mañanas compartidas. Hay una casa en el fin del mundo a la que volver para ser feliz. Un hogar en el que relajarse y olvidarse de este caótico Madrid.
martes, octubre 12, 2010
Un lugar para escribir I
Mucha de la gente que entra en la página llega buscando un lugar para escribir. No sé que buscan realmente, tal vez esto debería de ser la página web de un taller de escritura. Pero más bien nació de la necesidad de escribir, del impulso ineludible de fotografiar a través de palabras los sentimientos que me inundan, propios y extranjeros.
Dado que surjo en la búsqueda de un lugar para escribir compartiré con vosotros mis lugares favoritos para hacerlo.
He descubierto que soy de esas personas pedantes que piden un té y un dulce y se ponen a escribir en una cafetería, rodeadas de desconocidos. La soledad rodeada de gente es un buen compañero.
Me encantó la experiencia de entrar en la biblioteca de Londres y escribir allí.
Otra cosa que me gusta hacer es llegar a una ciudad nueva y comprar una libreta nueva en la que escribir en las cafeterías o en los parques. Esto es un descubrimiento reciente.
Las reuniones con autores o presentaciones de libros activan mi mente. Después llego a casa y me pongo a escribir.
Cuando se me ocurran más volvere sobre este tema.
Dado que surjo en la búsqueda de un lugar para escribir compartiré con vosotros mis lugares favoritos para hacerlo.
He descubierto que soy de esas personas pedantes que piden un té y un dulce y se ponen a escribir en una cafetería, rodeadas de desconocidos. La soledad rodeada de gente es un buen compañero.
Me encantó la experiencia de entrar en la biblioteca de Londres y escribir allí.
Otra cosa que me gusta hacer es llegar a una ciudad nueva y comprar una libreta nueva en la que escribir en las cafeterías o en los parques. Esto es un descubrimiento reciente.
Las reuniones con autores o presentaciones de libros activan mi mente. Después llego a casa y me pongo a escribir.
Cuando se me ocurran más volvere sobre este tema.
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