Hoy, paseando, olvidé mis zapatos entre Alicia y Peter Pan. Rodeada de todo aquello que no cabe en nuestro hogar, pero descarga risas por las ventanas.
He descansado de la lluvia en un césped de moqueta con olor a librería antigua. Sorprendiéndome al encontrar letras y bits perdidos en las esquinas. Mientras las salas de lectura quedaban prohibidas a los extraños, como el mundo tras la madriguera.
Sus paredes, blancas, permanecían, aún, sin escribir. Siendo preadolescentes y con tantas historias por vivir. Sin embargo, la sabiduría almacenada en sus órganos y células permanecía en estantes ajenos a la solidez y juventud de sus ladrillos.
La columna vertebral, contraste oscuro en tan luminoso lugar. Llena de códices y reliquias. Seguramente escritas en la infancia de este país. Sólo los más dotados tendrán audiencia ante la reina de corazones para acceder a sus secretos.
Hermoso, tranquilo y vivo. Con libros encadenados a sus lectores. Vine a reposar del gris caos de las nubes. Olvidé algunas palabras pintadas en cobre, mientras Alicia, despidiéndose calzada con mis zapatos, se alejaba hacia Nunca Jamás.
3 comentarios:
te tengo dicho que te aprietes bien los cordones de los zapatos, que luego los pierdes. Eres todo amor, hasta tus cuatro paredes.
Ya sabes q me da por perder zapatos y olvidarme los pies, pero no importa, porque quedan libros y poemas y poetisas como tú que me hacen reir y encienden esa sensación cálida en el pecho, entonces, quién necesita zapatos o cordones...
Imagínate que aventuras deben estar viviendo mis zapatos.
Millones de letras y palabras para ti :P
Volverás llena de magia... Ya te echo de menos. Tienes tu camita lista. :)
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