lunes, mayo 17, 2010

Soledad

Tenía el cielo marrón, lleno de nubes verdes que lloraban hojas amarillas. Su humor esta mañana era violeta y sus medias azules. Las lágrimas que surcaban su geometría desprendían tristeza y cansancio.

Tenía los pies grises y la lluvia cubría el ochenta por ciento de su paraguas. Sus ojos se perdían en el otro lado de la acera. Las manos bien ataditas detras de la espalda para que no se viesen temblar.

Tenía el corazón marrón y el alma azul. Amarilla era la pena que corría por sus venas. Sedientos los abrazos y secos los labios.

Tenía soledad y agotamiento en la voz. Caricias ausentes en las palabras y temblores presentes en la piel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,soy "Anónimo-2".

Tú no escribes, y yo sí, en tu rincón...

...desde pequeño sentía que sus temores se acrecentaban. A su alrededor todos sus compañeros superaban los obstáculos cotidianos, esos miedos pequeños, de niños. El, no. Y eso le hacía ver las cosas diferentes y reaccionar asustado. En todos los años venideros había cosas que lo atemorizaban. Al sentir todos esos sentimientos, y a pesar de sus logros, nunca alcanzó el sosiego ni se reconcilió consigo mismo. También era como un imán para captar actitudes y actos que no coincidían en sí mismos y eso le ponía en alerta. Brevemente sintió verdadera felicidad. No conoció el amor dado y a la vez correspondido. Aprendía algo y de inmediato era consciente de lo poco que sabía.

...Un buen día todo cambió. Al levantarse y mirar por su ventana el color del cielo no era azul, ni gris, ni medio blanco, era rosa. Los árboles eran azules. Los pájaros amarillos. El agua morada y al lavarse el cuerpo la mitad era azul y la otra mitad roja. La sangre era blanca. El cabello multicolor. Las uñas marrones. El iris de sus ojos mudaban de color todos los días y su alma se reía. Sus dientes perlas, sus labios rubies, su corazón una esmeralda.

...Un día caminando se fue y ya no supimos nada de él. Solo el viento traía sus palabras, eran dulces y acariciaban allí donde se necesitaba. Eran firmes y animosas donde fluía el miedo. Besos llegaban al alma y cuando se alejaban dejaban una estela de fragancias. Adios.

Besos/ Desde el atardecer.