Hay una cosa que me molesta soberanamente. La gente que piensa que con preguntarte algo está cuidando de ti. No, no es cierto.
Pongamos un ejemplo típico, si tu me preguntas:-¿Qué has comido?-
Primero estas asumiendo que no he comido bien. Segundo ya no soy una nena y tu no eres mi padre o madre. Prueba a en lugar de preguntarme hacerme la cena. O ignorar la situación porque a veces comemos mal todos. O intenta ver si es algo que se repite a menudo y entonces regaña. Si ha sido una vez realmente no tiene importancia. Probablemente haya comido mal y tú te lo estas oliendo. Pero no tiene sentido recriminarme por ello. No tengo un transtorno alimentario. Probablemente ese día no quería comer sola o he picado algo y se me ha ido el hambre o pueden haber pasado miles de cosas de las que en principio tras los 18 no tengo porque dar explicaciones, de cosas tan poco importantes. Y como este ejemplo seguro que existen miles que a vosotros os están pasando por la cabeza en este momento.
El mero hecho de preguntar es para que la mente del que pregunta se quede tranquila, bien ante la mentira, bien ante la constatación de que estaba equivocado, o bien ante la reprimenda al que no ha hecho eso que se supone tiene que hacer. Mira cuido de ti, te riño, me preocupo.
Es una cosa que me revienta y me pone de mal humor. Lo cual lleva a la consiguiente riña. Y te dices a ti mismo, ya soy mayor. A menudo ante estas situaciones que te indignan te sientes como un niño de 8 años diciéndole a su madre. -Mamá, pero ya soy mayor.- Y realmente eres mayor, y puedes saltarte una comida, no ducharte un día, olvidarte de algo... cualquier cosa de esas que moralmente son horrorosas, pero que todos hacemos, por perrería, por cinco minutos más en la cama o simplemente por hacer algo más interesante. En el fondo nadie sale perdiendo, si no es habitual.
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