miércoles, julio 20, 2011

Memoria

Ya me sabía su piel de memoria. Podría haber recitado de carrerilla, cada uno de sus lunares. Mis dedos dibujan, a veces, distraidos, la forma de sus labios. Y sin embargo, había partes de ella que juraría que nunca he descubierto.

Pero hoy. No me deja hurgar en sus cajones. Ha perdido la llave de emociones y recuerdos. Ya es tarde para hacer una copia. Así que los cobija en algún estaque o las olvida en un café. Mientras yo, la echo de menos.

Si cierro los ojos y me concentro. Puede que con suerte. Perciba alguna nota de su perfume; que palpita como una huella del pleistoceno en algún cojín. O tal vez, esté entre las sábanas que no lavé tras su huida.

Yo. Solo espero. Una tarde de sol. En la residencia donde habita su cuerpo, incontinente del pasado. Esa sonrisa preocupada que me dice que ha vuelto. Recordando que me quiere. Mientras se pregunta desde cuando tengo arrugas en el alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mirar, sin mirar
disimular y sentir
hablar y no pronunciar palabras
buscar y no encontrar.

Con amor, mirar y ver
con amor, sentir y mostrarlo
con amor, callar y hablar
con amor, aprender.

Cinco minutos para amar
cinco munutos para comprender
cinco minutos que te regalo
cinco minutos en el corazón.

Elena