jueves, noviembre 15, 2007

Errores

He estado pensando en errores. Todos cometemos millones de errores en nuestras vidas. Pero existen errores más grandes que otros. Yo no he cometido grandes errores, de esos que vuelven la vida de uno del revés. Pero he cometido millones de errores, por lo visto soy increiblemente adicta a ellos. Pero lo que unos pueden considerar un error yo a veces lo considero algo que tenía que hacer. Y lo considero así porque me ha reportado cosas con las que, visto desde aquí, considero que mi vida no estaría completa. O tal vez sería una persona totalmente diferente sin ellos. Así que yo no pienso que sea cierto aquello de los errores también se aprende. Pienso que de los errores se aprende. Y tal vez de los errores se aprende más y se sacan las cosas maravillosas de tu vida. De los errores aprendes quien eres. Los errores fortalecen el carácter, te hacen superarte y cambiar, y crecer. De los errores a menudo sacas a personas maravillosas sin las que tu vida estaría incompleta.
Dadme a una persona que no halla cometido errores y que se lo hallan dado todo hecho, probablemente esa persona no soporte un revés de la vida, es una persona que no se conoce, es una persona que no se ha puesto a prueba. En cambio, una persona acostumbrada a superar dificultades y a sacarse las castañas del fuego quizás este un poquito más quemada pero se lo jugará todo para salir adelante. Además conoce sus puntos débiles y sus puntos fuertes y tiene muy claro como sacar partido de ellos. Miedo me dan los que escogen a personitas perfectas para completar su vida.
Mis grandes errores a menudo han sido mis grandes aciertos ¿Por qué hay gente que no logra ver eso y simplemente los tilda de errores?

sábado, noviembre 10, 2007

Manias 1.0

Yo hago algo muy curioso a veces, salgo de mi mundo con una frase de mitad de conversación que nadie sabe a santo de que viene. Todo el mundo se queja, especialmente zon y javi. Porque de repente digo algo como: se me olvido comprarlo o me trajo unos mantelitos; mientras ellos hablan del último juego de ds. Yo no me doy cuenta, pero ahora me hace gracia. Se quejan mucho, pero a mi me parece divertido. No es algo que haga a propósito, sino que estoy pensando en mis cosas y de repente creo que es importante compartir algo :P Mi madre siempre me dice que tengo que recordar que la gente no está dentro de mi cabeza, pero me cuesta dejar ese hábito. Así que lo más probable es que siga haciéndolo.

FIN DEL MUNDO

Somos la generación del fin del mundo. Vivimos aterrados porque el mundo se acabe, por lo que hicimos, lo que hacemos y lo que puede pasar. Es un rollo. Empezamos con la guerra fría y la aniquilación mutua, en los 90 con las profecías de nostradamus, con el fin del milenio, con el efecto dosmil... todo conducía al fin del mundo. Y como que no pasase nada no fue suficiente inventamos nuevos miedos para seguir con la tradición. El terrorismo como la nueva guerra fría que puede acabar con el mundo. El calentamiento global. La cosa es que siempre tenemos que estar asustados para ser seres humanos. Vivir atemorizados... No digo que todas estas cosas no sean o fuesen importantes sino que en vez de poner medios para remediarlo lo único que hacen es bombardearnos para que estemos preocupados. Que se pongan todos de acuerdo y que hagan algo ya. Todos sabemos que tras curar la gripe aparecerá otra enfermedad incurable como el cáncer o el sida pero se intenta curar. Pues en vez de vivir asustados deberían de intentar que se solucionase el problema.

sábado, noviembre 03, 2007

Muerte...

- ¿Crees que será doloroso cortarse las venas? Quizás sea demasiado sangriento... No estoy segura de que pueda suicidarme. Sería más fácil algo en lo que mi voluntad no interviniese.
- Pero ¿por qué hablamos de esto? Sé que la vida es una mierda... pero tanto como para morirse... No lo tengo nada claro... Aunque puestos a morirse, mejor que sea durmiendo... Quizás soñando con un lugar mejor o con algo más fácil...
- Entonces tu eres de las que tomaría un montón de pastillas... Eso es tan Marilyn... que poco original...
- Claro... ¿cómo si existiera una muerte original? La muerte no es original... a menos que la pongas en el contexto de una serie de televisión, pero seguro que alguien más ha muerto así. Quizás sólo se salve la de tan muertos como yo.
- Ya pero eso es totalmente involuntario y se te quedan muchas cosas por decir... Ponerle fin a la vida debería ser un contrato personal... Un momento en el que pensases, ahora me puedo morir...
Jugueteaba con la idea de su muerte, como una niña que juega con la última barbie que ha salido al mercado. Era algo que siempre la había divertido. No era una gótica, ni creía en la vida eterna. Simplemente la muerte era un lugar libre de responsabilidades, libre de culpas. Un lugar donde todas esas emociones negativas fenecían ante la nada. No se daba cuenta que la nada lo absorbe todo. La nada es la ausencia, la falta de sentimientos. No había aprendido nada viendo la historia interminable. Además creía que uno vivía mientras hubiese supuesto algo en la vida de alguien. Y ella había importado a muchas personas. Aunque cuando jugaba con esa idea no pensaba en esas personas. Era un pensamiento principalmente egoísta. Ella nunca habría reconocido que era egoísta, pero no solía plantearse que consecuencias tendría que ella se suicidase. Simplemente era una manera de huir de esa realidad que la asfixiaba. Era una forma de presentarse ante el mundo irreverente y cínica y así ganar valor porque parecía que no le tenía miedo a tratar temas que a los demás incomodaban. Pero que a los demás los incomodasen no significaba que ella no podía sentirse a gusto. No significaba que a ella no le sirvieran para huir de esa cantidad de matices grises que abarrotaban un mundo tan bizarro que nunca se hubiese imaginado una vida más sencilla.
- Yo todavía no he decidido cómo quiero morir... quizás por falta de oxígeno... tal vez de un ataque al corazón mientras hago el amor... Es tan poético morir en un momento de placer...
- No crees que morirte lo jode todo. Además dejas jodido al que está contigo...
- No lo había pensado nunca.
- Ya. A veces deberías pensar antes de hablar. Bueno... me llama mi madre... me tengo que ir... nos vemos a las seis en la puerta del cine...
- Vale. Adios.
- Hasta dentro de un rato... adios.

Momentos...

Se entretuvo en la cocina. Cocinó la comida de toda la semana. En los altavoces resonaban músicas latinas que le recordaban a su infancia, incluso a su adolescencia. Aquellos momentos que pasó tan lejos del lugar en el que estaba ahora. La cocina olía a escalibada y a caldo, a galletas y a pasteles, a salsas y a tomates. En sus manos todavía quedaban rastros a ajo, cebolla e incluso un ligero aroma a café se adivinaba. Estaba absorto en un mundo diferente. En un mundo de sonidos y olores que hacía a su mente vagar por historias no contadas todavía.
No había escuchado que la puerta se abría. En la cocina, el lavavajillas había empezado su rutina. Su sonido se mezclaba con las rumbas y las bachatas que el ordenador profería aleatoriamente. Sus manos, en este momento sostenían una cucharita que le serviría para probar el potaje que se cocía en el fuego de atrás. Una mano en sus caderas, que se movían distraídas, lo sobresaltó. Y su boca profirió un ligero taco. Se volvió. Era Juan. Se le había hecho tardísimo. Si el estaba allí, aquello significaba que se le habían pasado las horas y que ya tendría que haber acabado. Juan le besó. La ternura de aquel beso hizo desaparecer todo resquicio de nerviosismo de su cuerpo que se entregó rendido.
-Es demasiado tarde... Déjame que tengo que acabar esto... sino no vamos a llegar...- Dijo instantes antes de que otro beso terminase de hundir todas sus defensas. Roberto besó a Juan. Ya no había vuelta a atrás. Sus manos ya habían empezado a dirigirse por si mismas. En ese momento Juan se separó. Lo miró con esos ojos que lo desarman a uno y dijo.
-Me voy a la ducha, que nos tenemos que ir o llegaremos tarde al cumpleaños de tu madre... Y no quieres que eso pase, ¿verdad?- Y era verdad, pero no era justo. Ahora el cuerpo de Roberto necesitaba más. Roberto quería replicar mientras Juan se separaba, pero la visión de Juan desvistiéndose por el pasillo se había tragado sus palabras. Además algo despertó su interés. Algo que lo devolvió a la realidad. Algo ya olía, ya estaba, no se debía quemar. Corrió a apagar el fuego y a terminar de recoger la cocina. Si era suficientemente rápido todavía podría pillar a Juan en el último instante de la ducha o al menos recibirlo con una toalla al salir. Pero debía darse prisa. Además tenía que vestirse todavía, tal vez pudiese disfrutar de una ducha rápida con Juan. Esa imagen inundó la imaginación de Roberto que se apresuró a recoger, guardar y dejar en el fregadero, el resto lo arreglaría después. Estaba Juan en el instante final de su ducha. Ese momento en el que el chorro de agua recorre tu cuerpo desde la nuca hasta los pies y cierras los ojos y sientes que no existe nada a tu alrededor. Roberto empezó a desvestirse por el pasillo. Parecía que le iba a dar tiempo. Abrió la puerta del baño y espió durante un segundo ese instante de soledad de su compañero. Se metió en la ducha, rompiendo la soledad.

Cinismo...

El otro día, en parte como justificación, aseguré que soy cínica. Fue un mecanismo de defensa ante una conducta que no me apetecía mucho explicar. Entre otras cosas porque tiene que ver con mi forma de ver el mundo, con mi vida privada (que hay ciertas personas a las que no les incumbe) y con mis relaciones con algunas personas con las que tienes que relacionarte, pero que si no estuvieses obligado a ello, no lo harías.
Bueno pues he aquí la definición de cínico... como siempre pongo algunas otras entre paréntesis que son más comprensibles...

cínico, ca.

1. adj. Que muestra cinismo (desvergüenza).

2. adj. Impúdico, procaz. ( Procaz: Desvergonzado, atrevido.)

3. 4. y 5. no nos interesan.


cinismo.

1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. (Vituperable: Deshonroso.)

2. m. Impudencia, obscenidad descarada.


Visto así, realmente soy en muchos casos cínica. Descarada, desvergonzada e impúdica son adjetivos aplicables a mi, porque no creo en los tabúes y, en ocasiones, digo lo que pienso. Y me encanta hablar de sexo XD o vestir de colorines.
Aunque yo siempre he asociado al cinismo un puntito amargo y casi irónico. Un ligero desencanto con el mundo que te rodea. Cosa que habitualmente no se corresponde conmigo, pero el que me conoce bien sabe que hay temas con los que estoy ligeramente desencantada. Y con esos temas a veces parezco fría y desencantada, hasta el punto que parece que no tenga corazón o que mi corazón sea como el de la Reina de las nieves, cosa que es totalmente incierta *¨* Así que me quedo con la versión del diccionario que es más bonita, aunque venga a significar maleducada :).
PD:
ironía
.

1. f. Burla fina y disimulada.

2. f. Tono burlón con que se dice.

3. f. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.