martes, junio 16, 2009

Son las cosas de la vida, son las cosas del querer

A mi me han educado en que querer es más importante que que te quieran... Bueno, pues no estoy de acuerdo. Creo que para querer sin que te quieran hay que estar hecho de una pasta especial y yo no estoy hecha de eso. Además cuando quieres y no te sientes querido, te pasas el tiempo intentando ser perfecto y que la otra persona lo note y eso es agotador. Te quedan dos salidas, asumir que no te quieren, o seguir martirizándote el resto de tu vida.

Ahora mismo estoy muy contenta con mi imperfección y he descubierto que importa que te quieran, que no lo puedes exigir, ni pedir... que el que te quiere te quiere y punto.

Así que como mi capacidad de querer la tengo clara y sé que si quiero a alguien me entrego, a menudo olvidando cosas que son básicas para mi (pero voy aprendiendo). Ahora solo falta que me quieran a mi :) Eso sí, intentaré no querer tanto a personas que no me quieren al menos un poquito. O como mínimo ser consciente de que no me quieren y hacer menos. Puede parecer egoísta, pero a mi me parece sano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, soy "Anónimo-2". Espero que estés bien.

"Son las cosas de la vida, son las cosas del quereeeerrrr". Mientras lo escribo, lo canto. Son las cosas...etc. Creo que eso es un estribillo de una canción de Antonio Molina. Y es una canción que cantaba mi madre a la mañana o mientras limpiaba la casa. Cantaba todas esas canciones, esas coplas, supongo que oidas por la radio y otras pasadas de madre a hija. O como muchos siglos antes, dicen que se hacía, eso de la transmisión oral de cuentos, leyendas y hechos históricos y que gracias a ello el pueblo sencillo conocía, ya que el "saber culto" por llamarlo de alguna forma estaba en los conventos donde los religiosos conservaban y cuidaban todo el saber antiguo.
Mi madre cantaba todas esas canciones preciosas por cierto y supongo que era una forma de evadirse de su vida dura o de poner un poco alegría en su vida diaria. Cuando las oigo siento nostalgia y esas letras se me pegan como cromos en la piel del alma. Tienen un efecto curativo. Otras me despiertan sentimientos románticos, sensuales.
Lo mismo ocurre con películas antiguas. El cine en las salas tiene una atmósfera única. Las películas parece que fueron creadas para el cine, para ese medio especialmente, para la pantalla grande donde hay momentos que te aturde, que te lleva, que sientes que te transporta hasta allí mismo, que te metes dentro de la pantalla, dentro del personaje. Y a la vez el sonido, tan importante y envolvente.
¡Qué importante, son las cosas que el hombre sabe crear o hacer!. El arte en todas sus manifestaciones dan sentido a la vida y nos la hacen más bonita, más llevadera. Sentimos que somos algo más que materia, si es posible que lo seamos, aunque yo lo dudo en mi fuero interno pero me gusta o quiero engañarme con ello.
También es muy interesante ver el mundo de la publicidad cómo ha avanzado en estos últimos 25 o 30 años. El otro día ví un anuncio de un coche de la marca "AUDI" y me quedé extasiada. Pensé: "joder, el tío o la tía que ha ideado este anuncio así, qué maravilla". ¡Qué creatividad, caramba!.
Volviendo a la música, hace años había un grupo musical llamado TRIANA, que su cantante murió y es una pena que no se oiga, ni se ponga nada de ellos en la radio, en la tv...Es una lástima.
Hoy, domingo, aquí te dejo estas divagaciones tan personales mías y tan intrascendentes.
Saludos/Besos/Ternura.